El “Jueves Negro” en Oruro

La mañana del 24 de octubre de 1929 marcó el sorprendente principio del fin de la bonanza norteamericana que ocurrió poco después del anuncio del presidente Herbert Hoover quien había asegurado que los Estados Unidos habían entrado en una era de prosperidad sin precedentes: “La pobreza será derrotada para siempre y todos seremos ricos” decía. Casi de inmediato, medio centenar de bancos quebraron y una oleada de millonarios e inversionistas se lanzaron desde las ventanas de los edificios más altos, impotentes e incapaces de asumir el crash de Wall Street.

OruroCrash01El equivalente boliviano de Wall Street en Nueva York bien podría haber estado en la calle Bolívar de Oruro, quizás la más importante en Bolivia a principios del siglo 20 debido al intenso flujo comercial originado entonces desde la inauguración del ferrocarril en 1892, un acontecimiento que motivó la creación y asentamiento de importantes empresas comerciales e industriales en la ciudad. Alemanes, ingleses, turcos, italianos, irlandeses, yugoeslavos y otras gentes llegadas de diversas partes del mundo (1) sentaron raíces en Oruro cuyo estatus de capital industrial terminó por consolidarse gracias al descubrimiento en 1900, del yacimiento de estaño más grande del mundo en Potosí (2) que hizo de Bolivia el segundo productor más importante en el planeta.

Durante los últimos años del siglo 19 y los primeros del siglo 20 se vivieron tiempos de enorme tensión, paranoia e incertidumbre tales que potencias del viejo mundo como Alemania, Francia, Inglaterra, Rusia además de los Estados Unidos aprovecharon los avances tecnológicos de la revolución industrial para desarrollar su industria bélica levantando fábricas de armamento para construir aviones de guerra, tanques, submarinos, etc. en una carrera armamentista para protegerse y disuadir a naciones rivales de lanzar eventuales ataques que amenazaban su poder y hegemonía.

El estaño era materia prima indispensable para sostener la producción industrial militar pero los yacimientos europeos comenzaban a agotarse así que durante los primeros años de la Primera Guerra Mundial (1914) el auge de producción y precios del mineral registró cifras históricas que incrementaron la demanda del preciado bien del que entonces habían pocos países productores, entre ellos Bolivia donde el estaño llegó a constituirse en su recurso natural básico y en pilar fundamental de su economía cuyo epicentro se trasladó a Oruro pues era la ciudad más próxima a las minas más importantes situadas especialmente en Llallagua, Huanuni, Catavi, Uncía y Siglo XX.

Oruro era punto estratégico, nudo ferroviario del país que conectaba a La Paz con los valles de Cochabamba y el sur de la república. Desde allí se facilitaban las tareas de logística y abastecimiento para los principales centros mineros lo que motivó a muchas empresas mineras a fijar su residencia en la ciudad al igual que muchos bancos nacionales y extranjeros que también establecieron sedes y agencias en Oruro (3) dándole el segundo lugar en importancia entre las capitales de departamento después de La Paz que perdió de hecho la sede del centralismo pues desde Oruro se manejó el gobierno de La Paz y la justicia de Sucre en beneficio de la “rosca minero feudal” (4) que buscaba proteger sus intereses económicos.

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Así mientras en Bolivia se creía que el mundo giraba alrededor de Oruro, miles de kilómetros al norte ocurría algo parecido en Nueva York en donde la bolsa de valores trepaba impetuosamente convirtiendo a Wall Street en una fábrica de nuevos ricos y magnates como el señor Chrysler que había empezado como obrero de planta para convertirse luego en presidente de la General Motors para la cual levantó un edificio de 62 pisos. El hombre común de la calle aspiraba a disfrutar de parte de las ganancias y utilidades que generaban empresas e industrias que surgían y se expandían día tras día. En este contexto la pobreza social parecía un mito en los Estados Unidos de los años 20 dado que la prosperidad individual y el desarrollo tecnológico funcionaban como un perfecto engranaje incluso empujando a los obreros a perder su conciencia de clase al querer tener un Ford o un Chevrolet estacionado en la puerta de su casa.

Pero toda aquella fantasía se derrumbó súbitamente como castillo de naipes la mañana del jueves 24 de octubre de 1929 cuando se desató el pánico entre los corredores de bolsa producto de una drástica caída en los precios de sus acciones lo que les obligó a venderlas a cualquier precio antes de que bajaran aún más. Una tras otra como un “efecto dominó” empezaron a desplomarse grandes empresas, compañías medianas, pequeños negocios e incontables fábricas de productos con exceso de existencias que tuvieron que cerrar para reducir sus pérdidas. También quebraron estrepitosamente más de un millar de bancos lo que comenzó una gran oleada de suicidios de banqueros, inversionistas y prominentes millonarios. Era común en las recepciones de los hoteles preguntar a sus clientes si querían una habitación para dormir o para lanzarse desde la ventana antes de atender su solicitud de hospedaje.

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Miles de desocupados deambulaban por las calles y plazas de las principales ciudades de los Estados Unidos en busca del pan de cada día. Abogados, ingenieros, arquitectos, profesores, competían a la par con obreros comunes ofreciendo sus servicios para manejar la pala, vender manzanas o dibujar retratos para recolectar algunos centavos de los transeúntes. Entre 1930 y 1933 un promedio de 64 mil trabajadores por semana pasaron a engrosar la multitud de desempleados que al final del período sumaron unos 13 millones, aquellos afortunados que conservaron sus empleos vieron drásticamente reducidos sus salarios.

Los subsidios del gobierno aliviaron en algo el hambre de familias enteras que formaban inmensas colas para poder servirse un plato en los comedores populares, por otro lado la gente sin hogar comenzó a levantar chozas precarias en los barrios formando villas improvisadas a las que bautizaron como “Hoovervilles” en repudio a la administración del presidente Hoover que poco o nada hizo para enfrentar la crisis desatada. Hasta el día de hoy no hay un consenso general sobre las causas que provocaron el quiebre de aquel día que pasó a la historia como el “Jueves Negro”, “Black Thursday” que fue comienzo de una “Gran Depresión” económica mundial.

En efecto, la crisis desatada en Nueva York traspasó los límites de la geografía estadounidense para extenderse por todo el mundo como una gran mancha de aceite en el mar que también tocó América Latina ocasionando serios daños en las incipientes economías de países en pleno desarrollo que dependían de la venta de sus materias primas en los mercados internacionales. Bolivia no fue la excepción, su economía como sabemos, estaba sostenida por las actividades directas e indirectas generadas por la minería del estaño. Ocurrió la esperada caída general de los precios que colocó a los costos de producción por encima de la cotización del estaño en los mercados de venta y en ese marco se dio un vuelco dramático.

Oruro que era el epicentro de la economía boliviana, se convirtió también en el epicentro de la crisis boliviana. La industria del estaño entró en terapia intensiva con pocas esperanzas de salir con vida pues los precios del mineral sufrieron una bajada dramática. Hasta finales de 1929 cuando la onda expansiva del desastre de Wall Street ya había alcanzado al mundo entero, la tonelada que oscilaba los 920 dólares bajó a 794 llegando hasta los 285 dólares en 1932 para seguir bajando en picada paralelamente con la escasez de compradores. Muchas minas pequeñas que no contaban con capital de reserva cerraron operaciones para no seguir trabajando a pérdida. Para las empresas grandes y medianas el problema era diferente pues pese a que sus balances financieros arrojaron pérdidas, no tuvieron otra alternativa que seguir funcionando echando mano de sus reservas de capital pues un eventual cierre de operaciones habría derivado en consecuencias políticas y sociales desastrosas. Tuvieron que hacer los trabajos de perforación ya no con máquinas sino manualmente para reducir la mano de obra ociosa.

La baja de los precios del estaño que representaba el 70% de las exportaciones bolivianas se reflejó en la disminución de los ingresos estatales lo que provocó la paralización de obras públicas, recorte de gastos públicos, despido de funcionarios públicos, cierre de escuelas rurales, orfanatorios, liceos de señoritas, etc. Las instituciones del Estado trabajaron a media máquina ocupándose solo de las tareas más esenciales pues no tenían dinero siquiera para comprar verduras y frutas en el mercado como llegó a afirmar el presidente de la república en un momento dado (5).

Oruro, paraíso de prosperidad y núcleo de la economía boliviana se convierte entonces en “villa miseria”, “ciudad gueto”, ciudad abierta que recibe no solo a los desocupados de las minas de estaño sino también al éxodo de desocupados de países vecinos como Chile que además de sufrir la crisis económica mundial, sufrió también el cierre de las salitreras producto del descubrimiento del “salitre sintético” en Alemania. En este contexto, la calidad de vida de los orureños sufrió una severa caída en los años 30’s, la moral y las buenas costumbres victorianas (6) traídas a Oruro desde Inglaterra se vinieron abajo, reinaban la desconfianza y el temor de salir a la calles plagadas de delincuentes, hambrientos y pobres que no tardaron en ser rematados con la aparición de enfermedades endémicas como el tifus que el gobierno intentó combatir poniendo en cuarentena a toda la ciudad mediante un cordón sanitario como medida preventiva. Al final terminaron muriendo siete de cada diez personas infectadas.

Prominentes hombres de negocios, comerciantes y ciudadanos migraron a otras ciudades o regresaron a sus países de origen, el hacinamiento de la ciudad se redujo en algo con el dramatismo hiriente que significó el estallido de la Guerra del Chaco cuyo reclutamiento militar movilizó a miles de desocupados en sus primeros seis meses favoreciendo también a las grandes empresas mineras que no sabían cómo despedir a sus empleados y trabajadores.

La elección como presidente de Franklin Delano Roosevelt en los Estados Unidos y el establecimiento de su “New Deal” (7)marcaron el principio de la recuperación de la economía mundial. El auge de los precios del estaño mejoró en tiempos de la Segunda Guerra Mundial pero en Bolivia los niveles de producción jamás volvieron a acercarse a los niveles de 1929 (8), Oruro perdió el estatus de capital industrial y jamás volvió a ser la misma desde aquel “Jueves Negro” sufriendo desde entonces un largo proceso de erosión social que sigue vigente hasta el día de hoy como en el resto del país.

NOTAS

(1) Apellidos de origen extranjero como Petot, Bakovich, Ferrari, Harasich, Fricke eran comunes entre los ciudadanos orureños de los años 30’s. Ahora son raros en el Oruro del siglo 21.

(2) Simón I. Patiño, Barón del Estaño llamado también “Rey del Estaño” descubrió en 1900 el yacimiento de estaño más grande del mundo en el cerro “Juan del Valle” de Llallagua en Potosí.

(3) Existían cinco bancos importantes en Bolivia: Nacional, Industrial, Agrícola, Bolivia – Londres y Francisco Argandoña. Entre todos sumaban 5 millones de bolivianos de capital, apenas la mitad de lo que representaba el millón de libras esterlinas que tenía el Banco Mercantil cuando fue fundado en Oruro por Simón I. Patiño en 1906.

(4) La “rosca minero feudal”, así identificaron los nacionalistas bolivianos de izquierda al grupo conformado por poderosos empresarios mineros como Simón I. Patiño y Mauricio Hochschild que manejaron gobiernos, policía y ejército en Bolivia para proteger sus minas y privilegios.

(5) En plena crisis económica mundial, el presidente Daniel Salamanca en carta dirigida a Simón I. Patiño solicita ayuda económica para financiar la campaña militar en el Chaco y entre otras líneas escribe: “… no hay dinero en el Palacio ni para mandar al mercado…”

(6) Las “buenas costumbres victorianas”, así llamaban algunos intelectuales a los hábitos importados por ciudadanos ingleses de la Gran Bretaña gobernada por la Reina Victoria tales como el saludo, la puntualidad, el té de la tarde, el buen vestir, la higiene personal y el aseo urbano.

(7) “New Deal”, política impuesta en los EE.UU a partir de 1933 por el presidente Franklin Delano Roosevelt inspirada por el economista británico J.M. Keynes que proponía mayor intervención de los gobiernos en las economías nacionales, empresas y obras públicas, algo impensado antes del “Jueves Negro”

(8) La producción minera de estaño en Bolivia desde 1900 hasta finales de 1929 era cercana a las 30 mil toneladas anuales siendo entonces el segundo productor mundial. La producción promedio actual es de 18 mil toneladas año siendo el sexto productor mundial (datos de 2000 a 2011).

Documentos consultados

“Cita en Oruro, la tierra natal”, Néstor Taboada Terán. “Presencia”, La Paz (10/02/1981)

“El Signo Escalonado”, Néstor Taboada Terán. Plural Editores, La Paz 2003.

“Llallagua, Historia de una Montaña”, Roberto Querejazu Calvo. Editorial Los Amigos del Libro 1998

“La Gran Depresión (1929 – 1939) con ojos bolivianos”, Mario Pacheco Torrico. Fundación Milenio, La Paz 2010

“Bolivia: La Maldición del Estaño”, Ted Córdova Claure. Nueva Sociedad Nº 81, Ene – Feb 1986.

“La Revolución Boliviana”, Manuel Frontaura Argandoña. Rolando Diez de Medina, La Paz 2012

“Patiño, Rey del Estaño”, Charles F. Gueddes. Suiza 1981

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Los Diablos de ayer y de hoy

Escribo estas líneas a solicitud amable de un personero de “El Diario” que ha querido dedicar una de sus prestigiosas páginas a la rememoración del histórico 10 de Febrero de 1781, fecha cívica principal de Oruro, ciudad consagrada últimamente “Capital Folklórica de Bolivia” y coincidentemente la motivación de estos párrafos tiene conocimiento con el folklore orureño pues creo interesante decir algo sobre la evolución de la ya famosa Entrada del Sábado de Carnaval y en ella “La Diablada” que es la que concita la máxima expectativa popular.

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Por lo menos de diez años a esta parte, viene manifestándose en Oruro un interés verdaderamente eufórico y al parecer más y más creciente por aquella entrada carnavalera con sus tradicionales comparsas de “Morenos”, “Llameros”, “Cullahuas”, “Incas”, “Chunchus” y alguna más entre las cuales la de los “Diablos” es la más brillante, bailarina y ágil y la que el público mira con especial deleitación. Pero el caso es que no fue siempre así con los rutilantes diablos de nuestros días.

Apelando a mis recuerdos de los años de 1920, puedo decir que a diferencia de los diablos de hoy, tan numerosos, tan elegantes, suntuosos, costosamente ataviados y en cuyos conjuntos hay “gente bien”, los diablos del pasado eran gente de humilde escala social, en su mayoría matarifes, popularmente llamados “mañazos” y eran tan pocos que no formaban sino un solo conjunto. Con raras excepciones, iban pobremente ataviados con disfraces en los que la pechera y el faldellín estaban descoloridos y deslustrados porque a no dudar, el disfraz había servido ya para muchas entradas, más lo que recuerdo es que en aquel atuendo la camiseta y el calzoncillo de muchos de los diablos estaban tan sucios que al escribir esto, tengo la idea de que eran los mismos que el danzarín usaba a diario y no habían sido lavados vaya uno a saber cuánto tiempo. En el traje diablesco lo singular era la careta por lo pesado que debió resultar (quizás hasta unos 3 kilos) por estar fabricada de yeso. Los diablos de aquel tiempo, además iban armados de tridentes de hierro que los chicos de entonces llamábamos “trinches” que blandían amenazadoramente a tiempo que lanzaban su peculiar y mefistofélica exclamación “Aaaarrrrrr….”

Como hoy, la antigua diablada tenía también “osos”, “china supay”, “cóndores” y “monos”. ¡Oh los monos! Eran el terror de los chicos, vestidos de amarillo y portando largos chicotes se hacían temibles porque si bien los diablos solo amagaban con sus trinches, los monos pegaban en serio con sus chicotes por lo cual los chicos optábamos casi siempre por escapar o por lo menos ocultarnos al amparo de las personas mayores.

La entrada se la realizaba siempre a lo largo de la entonces “Avenida Colombia” (hoy 6 de Octubre). Cada conjunto iba acompañado de su caravana la cual a diferencia de las actuales que se arreglan en autos, se las disponía en mulas con orfebrería y platería acaso más genuinas que ahora y era conducida por el dueño de pintoresca apariencia porque iba emponchado en fina vicuña, la cara blanqueada por entero con “harina de Chile” y profusamente engalanado con serpentinas de vistosos colores y delicada fabricación pues eran importadas. No duraba mucho la entrada de aquellos tiempos, quizás una hora a lo más y se la podía presenciar cómodamente desde cualquier sitio de la Colombia porque a diferencia de lo que ocurre hoy, no se producían agolpamientos de muchedumbre, bloqueo de esquinas ni mucho menos era necesario “agarrarse campo” o “señalar sitio” desde días antes como sucede al presente en que a mayor abundamiento, hay que pagar por los “sitios estratégicos” de la Bolívar y la plaza 10 de Febrero.

No podía precisar si el año 1927 o 1928 pero recuerdo que por esa época, las autoridades comunales considerando que la costumbre de la entrada había mucho de vulgar, plebeyo y pagano, resolvieron suprimirla radicalmente. Por lo visto la tradición se impuso y hoy por hoy la poco menos que mundialmente famosa entrada constituye poderoso medio de incremento del turismo nacional.

En fin, cabe destacar el hecho de que los refinados y opulentos diablos de hoy, descienden de aquellos pobres diablos de antaño, ni más ni menos…

Por: Misael Pacheco Loma

Oruro, Febrero de 1977.

Oruro impreso en publicaciones del siglo pasado

Una compilación de imágenes relacionadas con Oruro, publicadas en el siglo pasado en las ediciones de algunos diarios locales y del interior. Amarillentos, maltratados por polillas y ratones, los viejos periódicos estaban a punto de convertirse en combustible para una fogata improvisada y algunos a punto de ser reciclados y vendidos por unas cuantas monedas pero antes, pensé que valía la pena rescatar algunas imágenes interesantes y armar un post para mostrarlas en orden cronológico.

01_La Patria_Oruro_Febrero10_1973Así saludaba el desaparecido diario “Presencia” de La Paz a Oruro en el aniversario 192 de la rebelión del 10 de Febrero de 1781. Publicado el 10 de Febrero de 1973.

02_Hoy_LaPaz_Febrero10_1974“Ferrari Ghezzi”, una de las empresas símbolo de Oruro en el pasado, le dedicaba una página entera de salutación al 10 de Febrero de 1974, misma que publicó el desaparecido periódico paceño “Hoy”. También lo hacía la Cervecería Boliviana Nacional con uno de sus productos hecho y envasado en Oruro, otro tradicional símbolo orureño de ayer, hoy y siempre.

02_Presencia_LaPaz_Feb06_1975Publicación de “Presencia” del 6 de Febrero de 1975 dedicada a Oruro. Muestra algunos elementos característicos de la región como la grotesca ilustración de una careta de diablo, las minas de plata y estaño metal del diablo que fueron base de la fundación de la ciudad, su economía y su crecimiento. También está una referencia a la pesca en los lagos Poopó y Uru-Uru, una actividad exclusiva de los Urus, antiguos habitantes de los suelos orureños.

03_Hoy_La Paz_Jun23_1975El 23 de Junio de 1975, el periódico Hoy”, publicaba una fotografía del club argentino de fútbol Boca Juniors en el antiguo estadio “Jesús Bermúdez” de Oruro antes de jugar un partido amistoso con la selección boliviana en 1975 previo a las eliminatorias para el mundial de fútbol de Argentina 1978. Algunos de esos partidos se jugaban en Oruro que era la una de las sedes de entonces.

04_Expreso_La Patria_Oruro_Feb10_1976Más elementos y personajes característicos de la ciudad de Oruro, sobran las palabras para describir las imágenes. Publicado en el desaparecido diario orureño “El Expreso” el 10 de Febrero de 1976.

05_LaPatria_Oruro_Feb28_1976“La Patria” de Oruro tenía un suplemento cultural en donde se publicaban artículos relacionados con la literatura y otras artes cultivadas en la ciudad, mismos que solían adornarse con dibujos como estos, una máscara de diablo y otra de moreno, íconos del grandioso Carnaval de Oruro. Edición del 28 de Febrero de 1976.

06_Presencia_LaPaz_Feb10_1976“Presencia” de La Paz publicaba suplementos especiales dedicados a las efemérides de los nueve departamentos de Bolivia. El 10 de Febrero de 1976 le dedicó una a Oruro con una imagen de la vieja Plaza 10 de Febrero en su portada. El cielo que se aprecia al fondo, hoy está cubierto por los edificios del Hotel Edén y el Banco BCP.

07_Expreso_Oruro_Febrero10_1976Tal como ocurre hoy en día, las instituciones locales saludaban la efemérides de Oruro publicando sus saludos en los diarios locales. Es el caso de la empresa que hacía posible la dotación de energía eléctrica para que los orureños desempeñaran sus actividades diarias. “El Expreso”, 10 de Febrero de 1976.

08_Oruro_Oruro_Febrero10_1977Otra empresa símbolo de Oruro en el pasado, la fábrica de calzados “Zamora” que así saludaba el 10 de Febrero de 1977, aprovechando para anunciar sus productos que eran cotizados en todo el país.

09_Oruro_Oruro_Feb10_1977Los saludos no sólo se limitaban a las instituciones locales, las instituciones de alcance nacional también saludaban el 10 de Febrero expresando su homenaje, admiración y buenos deseos para los orureños. La Empresa Nacional de Telecomunicaciones saludaba así a Oruro el 10 de Febrero de 1977. Además de mostrar una obesa careta de diablo que parece inyectada con bótox, muestra también un ícono orureño relativamente nuevo en ese entonces y hoy convertida en un verdadero clásico: la cuba de fundición de la planta metalúrgica ENAF en Vinto recientemente inaugurada a principios de los 70’s.

09_Oruro_Oruro_Febrero10_1977Esta fotografía acompañaba un simpático como gracioso artículo titulado “Los Diablos de Ayer y de Hoy” de Misael Pacheco Loma que transcribiremos y postearemos en un futuro y que originalmente fue publicado en un medio escrito del que sólo tenemos título y fecha: “Oruro, Edición Cívica”, Febrero de 1977.

11_La Patria_Oruro_Feb05_1978_P“Las Cuatro Plagas”, una de las leyendas que dieron origen al grandioso Carnaval de Oruro y una impresionante ilustración que se vé aún más espectacular en su tamaño original. La Ñusta protectora de los Urus dando pelea y batiéndose con una gigantesca víbora a la que partiría en dos, un lagarto al que decapitaría y un sapo al que convertiría en piedra más millones de hormigas que quedarían convertidas en arena. Juntos todos estaban a punto de concretar un espantoso genocidio comandado por el dios Huari cuyo objetivo era limpiar la tierra a los antiguos orureños por sus creencias cristianas. Publicado en el suplemento cultural de “La Patria” el 5 de Febrero de 1978.

11_Presencia_LaPaz_Feb04_1978Fotografía de una antigua careta de diablo, horripilantemente hermosa junto con otra careta más reciente de 1978 cuyo dueño por la capa de colores rojo y azul, imagino pertenece a la magnífica Diablada Ferroviaria. Publicadas en el diario “Presencia” el 4 de Febrero de 1978.

12_La Patria_Oruro_Feb05_1978Periódico “La Patria” en Febrero de 1978 publicaba esta caricatura/dibujo de una máscara de diablo, característica de la diablada orureña, ícono y razón de ser del Carnaval de Oruro.

13_Presencia_LaPaz_Febrero16_1980El 16 de Febrero de 1980 el diario “Presencia” de La Paz publicó un suplemento dedicado a resaltar las características de los carnavales de las diferentes regiones de Bolivia, por supuesto que el carnaval de Oruro tuvo un espacio especial con artículos y fotografías de las cuales pude rescatar esta.

14_La Patria_Oruro_Feb10_1982El suplemento cultural de “La Patria” en su edición del 10 de Febrero de  1982 publicaba las fotografías de dos personalidades orureñas importantísimas que enriquecieron la historia de Oruro con enormes contribuciones. Don Marcos Beltrán Ávila (izq.) estudió en 1912 los Archivos de Indias en Sevilla y sacó a la luz el “Manifiesto de Agravios”, un documento de 1739 que anticipaba la rebelión de Juan Vélez de Córdova en contra de los españoles desde la Villa de San Felipe de Austria (Oruro), la misma que fue frustrada antes de concretarse. Se trata de un movimiento libertario muy anterior a las guerras de independencia en América Latina. Por otro lado, don Adolfo Mier (der.) también  investigó los Archivos de Indias así como el Archivo General de la Nación en Buenos Aires para finalmente revelar los sucesos del 10 de Febrero de 1781 que hasta 1920 eran totalmente inéditos y permanecían escondidos para los orureños y bolivianos que hasta entonces creían en el 25 de Mayo de 1809 (Chuquisaca) como primer grito libertario en América Latina. Sobre tales sucesos, Beltrán y Mier sostuvieron una polémica discusión en los medios escritos de entonces, tema al  cual nos referiremos en otro post.

15_Cultura_Oruro_Julio_1984 “Cultura Boliviana” era una publicación que circulaba en Oruro cada semestre. El número 43 que salió en julio de 1984, publica un dibujo que sintetiza a los actores y personajes del Carnaval de Oruro acompañado de su tradición minera. Del autor sólo tenemos la firma al pie de su obra.

16_Presencia_LaPaz_Febrero10_1987Una interesante composición mostrando la bocaza de una careta de diablo como la entrada al socavón de una mina y a un minero cargando el metal del diablo en un vagón, todo al lado de otro ícono orureño: El Faro de Conchupata. Saludo al 10 de Febrero  de 1987 cortesía del desaparecido Banco Boliviano Americano (BBA) que la hizo publicar el 10 de Febrero de 1987 en el periódico “Presencia” de La Paz.

17_LlajtaymantaData y origen de esta fotografía no la tengo a mano, sólo sé que la recorté de algún periódico en una edición publicada a finales de los 80’s o principios de los 90’s. Pertenece a los queridos y entrañables Llajtaymanta, en aquel entonces muchachos humildes que solo se preocupaban por hacer buena música. Son otro ícono orureño de ayer, hoy y siempre junto con Andino, Raíz Ancestro y Sinchilaya quienes protagonizaron inolvidables peñas folklóricas. “Cárcel de Amor” es un verdadero clásico, un himno sentimental, la mejor balada folklórica que este servidor haya escuchado jamás y que no ha visto superada hasta el día de hoy. Quizás la cueca de Neyza “Por Las Calles de Oruro”…

peter12

Salud ORUREÑOS !!!